Estátua Juan Ginés de Sepúlveda

Mar 6, 2015 | estático, Monumentos

Juan Ginés de Sepúlveda nació en Pozoblanco en 1940. Sacerdote católico español conocido por su faceta de filósofo, jurista e historiador del siglo XVI; y su enfrentamiento, en defensa de la guerra contra los indígenas, en oposición a Bartolomé de Las Casas.

Juan Ginés de Sepúlveda nació en Pozoblanco en 1940. Sacerdote católico español conocido por su faceta de filósofo, jurista e historiador del siglo XVI; y su enfrentamiento, en defensa de la guerra contra los indígenas, en oposición a Bartolomé de Las Casas.
Cursó sus primeros estudios en Córdoba y desde 1510 en la reciente Universidad de Alcalá de Henares, donde obtuvo el título de bachiller en Artes y Teología; allí tuvo entre sus maestros al antierasmista Sancho Carranza de Miranda. En 1515 marchó a Bolonia, donde se doctoró en ambas disciplinas. Hizo algunos amigos, como el humanista Luis de Lucena, destacando pronto por su erudición en lenguas clásicas. Fue colegial del famoso Real Colegio de España en Bolonia, creado por Gil de Albornoz, y que aún existe, y escribió por entonces la biografía de su fundador De vita et rebus gestis Aegidii Albornotii. En su estancia en Bolonia entró en contacto con las corrientes humanistas y obtuvo la protección y amistad de Alberto Pío, príncipe de Carpi, también antierasmista. Conoció además a Julio de Médicis y a Adriano VI.
Su interés por Aristóteles le llevó a traducir su Política (1548), y la defensa del sometimiento de las culturas inferiores que contiene este libro le influiría después a la hora de sostener la legitimidad de la Conquista de América en función de infundir a los indios una cultura superior y cristiana. En este mismo espíritu asistió a las lecciones del famoso Pietro Pomponazzi. Cuando el príncipe se retiró a Francia después del saqueo de Roma en 1527, Ginés se trasladó a Nápoles al lado del cardenal Cayetano (Tomás de Vio) quien le encargó la revisión del texto griego del Nuevo Testamento. Acompañó a Génova al cardenal Francisco de los Ángeles Quiñones, encargado de cumplimentar a Carlos V, y el emperador quedó tan prendado de él que le nombró su cronista. Su papel contrario a las reformas eclesiásticas le llevó a combatir el pensamiento de Erasmo de Rotterdam, cuya idea sobre el libre albedrío no compartía, y a refutar a Lutero. Defendió además a Catalina de Aragón, la hija de los Reyes Católicos y esposa española de Enrique VIII, en su obra Antapollogia pro Alberto Pio Comite Carpensi in Erasmum Roterodamum (Roma y París, 1532). En 1535 fue nombrado capellán y cronista por Carlos I. Regresó a España donde posteriormente fue nombrado preceptor del futuro Felipe II. Antonio Ramírez de Haro, obispo de Segovia, hizo condenar la obra en que se sustentaban sus doctrinas sobre la conversión de infieles por las universidades de Salamanca y Alcalá, y Sepúlveda entonces se retiró de la corte a su pueblo natal de Pozoblanco, dedicándose a escribir las obras históricas que le han dado su gran reputación, y allí falleció.