Refugio Avenida Villanueva de Córdoba

La primera noticia que tenemos de su construcción data del 6 de Febrero de 1938, cuando en la sesión municipal el consejero Ángel López Moreno  propone se construya un refugio o dos en la calle Villanueva de Córdoba, por ser allí donde fluyen muchos coches.

El refugio se extiende en línea recta y parte desde un acceso situado frente a la calle Santa Ana prolongándose hasta el Paseo de la Herradura, con una longitud total aproximada de 33 metros. Este se estructura en un largo pasillo por dos paredes de piedra, con un ancho útil entre ambas de 1,5 metros, siendo el ancho total de 2,7 metros. El techo estaba compuesto por grandes troncos de eucalipto sobre los que se colocó una capa de tierra y sobre esta una de grandes piedras, dejando 3 respiraderos hechos de tubos de uralita, siendo la altura actual de los restos conservados de 1,75.  

Constaba de dos entradas, una que miraba hacia la calle Santa Ana y otra hacia el Paseo de la Herradura, teniendo la particularidad de haber sido construidas en forma de “L” invertida, elemento defensivo que no encontramos en otros refugios, siendo la razón de esta entrada en recodo el evitar que si una bomba acertaba de lleno en la entrada, la onda expansiva consecuente accediese arrolladoramente al no existir obstáculo alguno matando o hiriendo a sus usuarios, además de dejarlos atrapados.  

Según testimonios de personas que lo conocieron, este fue construido a mano, a base de pico y pala por presos militares de la cercana Escuela de don Manuel Luna Rivera, sita en la calle Santa Ana junto a albañiles de la localidad y tenía un pozo para drenar el agua que manaba de su interior.  

La demolición del refugio se producirá a partir del 28 de Julio de 1941, a cargo del vecino Agustín Olmo García, pues en dicha sesión se recoge: a continuación se leyó lo que presenta Agustín Olmo García, solicitando se le conceda autorización para hacer el derribo por su cuenta del refugio situado en la calle Vva de Córdoba de esta ciudad, comprometiéndose a dejar el espacio ocupado por el mismo en la misma forma que se encontraba antes de proceder a su construcción y aprovechando para sí los materiales del derribo. La Corporación acuerda acceder a lo solicitado.