La remodelación de la Avenida Villanueva de Córdoba saca a la luz uno de los depósitos. Esta construcción carece de valor arquitectónico e histórico y en dicho espacio se ubicará un salón de usos múltiples.
La última fase de las obras de remodelación de la Avenida Villanueva de Córdoba ha sacado a la luz uno de los depósitos de agua que a principios del siglo XX abastecía de agua a Pozoblanco. Conocido como el depósito de agua de La Garganta, junto con el que aún se conserva en El Algarrobillo, constituía uno de los símbolos de las primeras construcciones hidráulicas de la ciudad que permitían suministrar el agua a distintas fuentes públicas en unas condiciones higiénico sanitarias más aceptables en aquel momento.
La construcción del depósito data de 1914, cuando la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, con el fin de dotar de “aguas abundantes y de excelente potabilidad a sus establecimientos industriales de Pueblonuevo El Terrible y Ferrocarriles”, decidió construir una conducción de agua que comunicaba el embalse situado en la finca de La Garganta con dichas instalaciones.
Según se ha podido saber a través de los investigadores del Departamento de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Pozoblanco, esta conducción atravesaba la comarca aprovechando las vías de comunicación que transcurrían de oeste a este por Los Pedroches. La canalización se estaba construyendo pasando por las localidades de conquista, Villanueva de Córdoba y Pozoblanco, hasta llegar a su destino final en Pueblonuevo. En el tramo entre Villanueva y Pozoblanco la canalización iba paralela al margen derecho de la carretera.
En aquel momento, la Sociedad Minero Metalúrgica propuso a los ayuntamientos de la comarca, por los que discurría la canalización, abastecerse de esta agua que había sido previamente analizada, garantizando su excelente calidad y su no contaminación procedente de ganaderías.
El Ayuntamiento de Pozoblanco firmó con la compañía en 1913 un convenio que concedía a esta última “la exclusiva para la conducción y distribución de agua potable a la población por medio de tuberías”. En dicho convenio la compañía se comprometía a suministrar la cantidad diaria de 45 metros cúbicos como máximo, así como a construir un total de 8 fuentes públicas (los famosos tubos) en los lugares previamente acordados por el Ayuntamiento. También se especifica el precio a pagar por el agua, un total de 5 céntimos de peseta por dos cántaros de agua de 15 litros cada uno. El mantenimiento de la red correspondía a la sociedad minera.
La cada vez más acuciante falta de rentabilidad en las explotaciones mineras hizo que desde la sociedad minera se abandonase la red de suministros hasta hacerse inservible. Fue entonces el Ayuntamiento quien se hizo cargo de los derechos de suministro de agua para garantizar el abastecimiento a la población.
Este sistema fue el que propició la construcción del depósito de agua de La Garganta, con unas dimensiones de 10,5 metros de largo, por 5,20 de ancho y 3 metros de altura, así como un pequeño cuarto adosado donde se alojaba el sistema de tuberías que distribuía el agua hacia “los tubos”. Con dos sifones metálicos que ventilaban el depósito, y que aún se podía observar junto a la Cruz de la Unidad, esta construcción no fue rellenada en la última remodelación en el entorno de la cruz en los años noventa.
Es ahora cuando este depósito en desuso ha salido a la luz. La actual remodelación del espacio permitirá que este espacio se convierta en parte de la sala de usos múltiples que se incluye en la última fase de actuación de la Avenida de Villanueva de Córdoba.