El Monasterio de Pedrique fue desde el siglo XIII lugar de meditación y retiro espiritual para ermitaños. Ya en el siglo XVIII, se adquirió esta finca que entonces era un olivar viejo y un huerto. La inversión en repoblar el olivar y trabajar el huerto, hizo del monasterio un lugar autosuficiente y próspero.
El Monasterio de Pedrique fue desde el siglo XIII lugar de meditación y retiro espiritual para ermitaños. Ya en el siglo XVIII, se adquirió esta finca que entonces era un olivar viejo y un huerto. La inversión en repoblar el olivar y trabajar el huerto, hizo del monasterio un lugar autosuficiente y próspero.
En la actualidad, Pedrique se ha convertido en el lugar de trabajo y descanso de Aurelio Teno, conocido escultor vallesano, del que aquí observamos una completa exposición de su obra. El arte de Aurelio Teno se funde con la naturaleza y la arquitectura, gracias a su exposición exterior, que salpica los patios de este hermoso lugar con su serie Insectos, las Cabras y presidiendo los patios, está el gran Quijote, como símbolo de la lengua castellana y la constante lucha del hombre.
En la sala Gris situada en la planta baja del edificio, se pueden ver las esculto-pinturas. Escultura y pintura se unen para crear una obra única y mística. Un ejemplo de esto es La ofrenda a San Onofre. También los chamanes y las brujas recrean el mundo mágico de Pedrique. En la planta 1ª están las famosas águilas de Teno, realizadas en bronce, cuarzo y geodas.
La planta baja de la sala Rosa muestra la obra cronológica del escultor Teno: desde las maquetas de los monumentos que realizó para distintas instituciones internacionales, hasta las esculturas de su época en París en la década de 1960. La planta superior alberga la serie “Tauromaquia” como un homenaje a la bravura y el dolor del toro.